Oyarzabal y Asensio derriban el muro de Australia

España va bien. De milagro, pero va bien. El combinado nacional se impuso por la mínima a Australia (1-0) en un encuentro en el que dominaron de principio a fin pero sufrieron lo indecible para abrir el muro defensivo del combinado oceánico. Lo hizo Mikel Oyarzabal, con la inestimable ayuda de un Marco Asensio que le dio el toque de calidad extra que necesitaban los de De la Fuente para colocarse primeros de grupo y mantenerse en la lista de favoritos a medalla tras cosechar la primera victoria en los Juegos Olímpicos.

Después del pinchazo ante Egipto, Luis de la Fuente se negó a ser inconformista y cambió medio equipo con respecto al que se empleó en el encuentro inaugural. Por obligación, Ceballos y Mingueza dejaban su puesto a Carlos Soler y Óscar Gil, mientras que Asensio, Merino y Miranda eran los castigados y Puado, Zubimendi y Cucurella ocupaban sus puestos. Australia, con mucho físico y el talento solitario de Arzani, amenazaba en el horizonte.

España era favorita y pasados los primeros minutos de tanteo, no hubo noticias del combinado oceánico en ataque. Otro asunto era en defensa, donde bien ordenados y con una pareja asentada de centrales fuertes y altos –altísimos en el caso de Souttar–, Australia aguantaba las acometidas de una selección española que no intimidaba lo suficiente como para ganarse el merecimiento de gol.

A esta España le falta punch y, pese a los destellos de Pedri, también circulación de balón. Debía darla Ceballos pero su tobillo está como una bota y ni Soler ni Zubimendi supusieron una alternativa clara. Tampoco Olmo, desactivado desde la derecha, ni un Puado más activo pero irregular en el regate. La subida de los laterales, especialmente Cucurella, dio profundidad al combinado nacional y Pedri, aprovechando el espacio por el medio, avisaba con un disparo fuerte pero centrado, fácil para Glover.

Acto seguido, Oyarzabal hacía las veces de ‘9’ puro, no falso, y enviaba un lanzamiento al larguero que representaba la primera gran ocasión de España. Carlos Soler avisaría de nuevo antes del descanso, pero su disparo era insuficiente para decantar el marcador antes de marcharse a vestuarios.

Sale Bryan, cambia el partido

España necesitaba corregir cosas pero los nervios provocaron pérdidas en los primeros minutos tras la reanudación, poco aconsejables cuando te encuentras en el alambre. En ataque, la subida de nivel se explicaba a través de la entrada de Bryan Gil, omnipresente y principal pieza de desborde de la plantilla de Luis de la Fuente.

El ex del Eibar, junto con un inspirado Oyarzabal, propiciaba que España comenzara a llegar a portería con una frecuencia algo mayor, aunque Australia respondía poniendo más cemento y un central más a la ecuación. El de la Real lo intentó, al igual que Pedri, pero todo lo que se estaba haciendo bien hasta el último toque no encontraba respuesta en la portería rival.

Ya a la desesperada, Asensio y Mir entraron por Soler y Óscar Gil, desmontando el equipo en busca del gol. Huelga decir que Marco esta vez sí ponderó en el partido, pero sus dos envíos precisos no tuvieron un remate propicio de Rafa Mir, un killer que salió a rematar y lo hizo, pero fuera. La zurda del ‘7’ de España estaba enchufada, pero necesitaba alguien que le mandara el balón a guardar.

Oyarzabal encuentra el gol

Se esperaba una nueva asistencia de Marco, al que estaban buscando sus compañeros con exageración y poca vergüenza. Al fin y al cabo, es el futbolista con más calidad no sólo de la selección, sino del torneo, si está bien, y recordemos, lo estaba. Una nueva apertura a la derecha dejó al improvisado carrilero diestro con su zurda enfocada al área y en un segundo, su envío preciso fue peinado por Oyarzabal, que anotaba el merecido 1-0 para España.

El encuentro estaba ya en sus postrimerías y Australia, más dada al rugby que al fútbol entre sus especialidades, pasó a colgar balones de banda y a placar intentando hacerse hueco con el empate como objetivo. Una táctica poco ortodoxa y que merced al compromiso de los españoles no llegó a buen puerto. Se impusieron Pau y Unai por alto y Pedri le puso la pausa necesaria por bajo para despejar la ecuación, derribar el muro y poner a España con al menos medio pie en las eliminatorias de los Juegos.